domingo, 7 de febrero de 2010

Ediciones Blog SECH

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Antología de HAIKU clásicos



Adaptación y Selección. Alfredo Lavergne

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Presentación del estilo minimalista japonés. Haiku

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Los propósitos de esta otra presentación del haiku, serían; una manera de corresponder a la labor de poetas que observaron y obsequiaron artísticamente sus vivencias con la naturaleza. Un retribuir a los elementos seculares de la brevedad japonesa, que captaron elegantemente imágenes y entregaron de manera finísima, al nombrar un sonido o un cambio en el paisaje. Dar gracias sin discurso al talento oriental que recrea la brevedad de la vida, a sus fugaces apuntes que resumen y cuentan las mutaciones de ella. Interesar al lector chileno en el género poético que primero llegó al continente traducido desde Francia, Inglaterra, España, para ser admirado por Julio Cortázar, Mario Benedetti, Nicanor Parra, J. L. Borges, Octavio Paz, Carrera Andrade, etc. Para luego en el tiempo, con su minimalismo y filosofía del vivir, influenciar la poesía de América; Ernesto Cardenal, Efraín Huerta, José Juan Tablada, Jack Kerouak, etc.

Y si existe otro, sería conversar acerca del minimalismo clásico, para que ellos reflejen los pasos que fueron talando el cerco social de “pasatiempo de la Corte Imperial”, entre el siglo IX y el XI. Para que el lector descubra la labor del haijin (el que escribe, crea o trabaja haikus), en su lucha por sacar a paz y a salvo al estilo, de la posibilidad de agotamiento que generaban las tradicionales y rígidas reglas socio culturales japonesas. Para que aceptemos que el haiku no es una isla, que excluyó en su desarrollo la universal disputa del “Arte por el Arte”. Para que tal vez esta muestra libere un poco más a los clásicos y contemporáneos haijines, de los comprometedores actuales cocktails diplomatiques y de viajeros culturales que les asignaron e insisten; el ejercicio laboral de contador silábico o el de guardianes del espíritu del viejo Oriente.

Shigeji Tsuboi (1898-1975)
Fragmento de EL FRUTO. Los resultados sociales
de la revolución industrial, la influencia de los poetas
europeos, producen en la poesía de Shigeji Tsuboi
cambios políticos y estéticos.


Una tormenta viene desde lejos
Limpia el calor que resta del verano.
Un azul celestial llena la atmósfera
Y nosotros
Nos preparamos para el nuevo espíritu.

Kabayashi Issa (1763-1828)

La mariposa revolotea
como si desesperara
en este mundo

Esta conversación personal acerca del haiku, de ninguna manera pretende ser el study que confronta al papel de la naturaleza en esos versos japoneses, con el actual concepto de naturaleza de occidente. Menos aún, entrar en la occidentalización de la poesía nipona o escarbar en los aportes de ella. Ni pretende clasificar y menos encerrar al haiku en estaciones climáticas.
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En este trabajo sacamos el envoltorio, “haiku poema estival” y a la vez reconocemos, el tremendo aporte de las obras en el tema que invitan a una lectura de, haiku poemes saisons-season culture. La imaginaria occidental de la palabra “Estación de calendario”, dificulta la unidad cultural entre el haiku tradicional y el contemporáneo. Además el paso del calendario lunar al calendario solar adoptado sólo en 1872, provoca confusión en la clasificación de la palabra y nos conduce al error en el observado. Podríamos comentar que no todos los haijines asumen esa “obligación” que resulta excluyente. Noción que el haiku mismo rechaza y que tal vez esa regla nació de la tarea “redactar uno o tres haiku" asumida durante siglos por el japonés medianamente culto (no del haijin) y recreada por nosotros occidentales que tanto buscamos la "dificultad".
Existieron para los japoneses medianamente cultos no para los poetas, cientos de saijikis. Verdaderos almanaques que a través de siglos lucen miles de expresiones “canto poéticas”, “palabras perfumes”, “clichés espirituales ”, categorías evocadoras de momentos, para las estaciones climáticas, para los fenómenos del cielo, de actividades humanas, de la flora y la fauna, etc. Un “diccionario crucigramas” que mecaniza cada uno de los significantes de palabras para adaptar al haiku a las características estivales.
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En nombre de los muchos trabajos que cooperaron, saludamos en especial a “Haiku”, R.H. Blyth, The Hokuseido Press, Tokio, 1950-1952. A "Microgramas", Jorge Carrera Andrade, Colección del Pacífico, Ediciones Asia América, Tokio-1940. A Gloria Ceide-Echeverría; "El Kaikai en la lírica mexicana", Ediciones de Andrea, México, 1967.A la antología “Haiku”, introducción y texto en francés de Roger Munier, prólogo de Yves Binnefoy, Edition Fayard, 1978. A la “Nihondaisaijiki ”, Gran Antología poética del Japón, dirigida por Mizuara Shuoshi, Kato Shuson y Yamamoto Kenkichi, Edición Kodansha, 1981. "El Haiku japonés; Historia y traducción". Fernando Rodríguez-Izquierdo. Segunda edición, Hiperión, Madrid1994. "Jaikus Inmortales", Antonio Cabezas. Hiperión, Madrid 1997. A la minimalista joya, "Poesía del Deleite", selección y revisión de texto de Álvaro Arellano, con traducciones de Margarita Schutz, Editorial Cuatro vientos, Santiago de Chile, 1997. A la “Antologie du Poeme court japonais”, presentación, selección y traducción de Corinne Atlan et Zeno Bianu, Edition Gallimard, 2002. A "Cent Sept Haiku de Shiki, Cent Onze Haiku de Basho, Les 99 Haiku de Ryokan", traduit du japonais par Joan Titus-Carmel, Editions Verdier, Paris, France. A "El Libro del Haiku". Selección, traducción y estudio crítico: Alberto Silva, ediciones bajo la luna / Bilingüe, Buenos Aires, Argentina, 2005. Matsuo Basho, "Sendas de Oka", Versión castellana de Octavio Paz y Eikichi Hayashiya, Tezontle, Fondo de Cultura Económica, México, 2005. En Québec, a "Haiku sans frontières: antologie mondiale", bajo la dirección de André Duhaime, Les Editions David, 1998 y en Francia a un grupo de “haijin francais”, Paul-Louis Couchoud, André Faure y Albert Poncin, que presentan al mundo su “Au fil de l’eau”, 1903. Saludamos además, una tradición lejana, el libro, que se afirma común a todos los pueblos.
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Los haikus se nos presentan con su capacidad en sintetizar la fuerza emotiva del hombre frente a la vida, al objeto, a la naturaleza y en poesía. Con su universal embriaguez por la libertad, por sus rescates del silencio y a medida que se desarrolla el estilo tan japonés, por el grito del poeta individualista que recibe el aporte de otras lecturas.
Lo anterior, en su estilo cargado de filosofía hinduista, budista y confucionista. Pero a la vez, sin apartarnos que todo artista en sí mismo es una revolución o un conservador de sistemas y que la conciencia en las innovaciones de la creación, es posible mediante el hecho social.
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Ejemplos:

A.- En el lugar que libraran la Gran Batalla Naval los clanes Tairas (Heike) y Minamotos, el célebre Masaoka Shiki, recrea un haiku que nos informa de su posición en cuanto al hecho bélico-histórico, que desintegró al clan de los Tairas.

Ah que frescor.
Los heike diezmados
y el ruido de las olas

B.- Yashima, poeta de cantos , en el momemtum de la Poesía japonesa tradicional, denominada “Período de Muromachi” (del findel siglo XIV al final del siglo XVI) relata esa lucha entre clanes que termina en 1185, en su “Recuerdos de Dan-no-ura”.

C.- La Armada Imperial japonesa intervino más allá de sus fronteras el 13 de diciembre de 1937 y la cultura recreadora del poeta oriental integró el cambio y el hecho histórico a su labor. El samurai, el hara-kiri, la desaparición de Aedo, las persecuciones religiosas, los nuevos continentes, les annés lumiéres, las guerras internas y la primera mundial, el clan Hirohito, los kamikaze, la democracia impuesta, la píldora anticonceptiva, la industrialización, las batallas de la mujer, la cibernética, la bomba atómica destruyendo la naturaleza...y el poeta frente a, escribiendo de, huyendo para, observando o en ella.

Kobayashi Issa (1763-1828)

Un mundo
que sufre
bajo un manto de flores

Watanabe Hakusen (1913-1969)
Fue arrestado junto a Saito Sanki, Hirahata Seito
y otros haijines, por la policía de seguridad pública
en 1940. Sólo el “arte-patriótico” era autorizado
y estimulado bajo el estricto control del Estado.


Repentinamente la guerra
De pie
Al fondo del corredor

Bandera del sol naciente.
Yo la ofrezco
al océano

Sumitaku Kenshin
Poeta que incluimos en los selectos del siglo XX

Suspendida en la noche
la bolsa de suero
y la blanca luna.

Morse por la noche.
El viento
envía un SOS.

En general, estos poemas fueron recibidos de traducciones y fueron adaptadas al castellano chileno, gracias al porfiado aporte de mis amigos Gilles Michuad, Mitsuo Horiguku, Jonh Horton y mi limitado conocimiento de los idiomas que en esta labor nos permitieron seleccionar no sin defectos. No sin defectos. ¿Cómo imperfecto es el arduo trabajo por la originalidad en poesía?

A.- Yamagushi Sodo (1643-1716)

Esta primavera en mi cabaña
Absolutamente nada
Absolutamente todo

A.- Masaoka Shiki (1867-1902)

Primavera en el hogar.
No hay nada
y sin embargo hay de todo


B.- Mukai Kyorai (1651-1715)

El hombre
Que está labrando la tierra
Parece inmóvil

B.- Masaoka Shiki

Toda la jornada
Siempre en el mismo lugar
Trabajando la tierra


C.- Kobayashi Issa (1763-1827
)

Pareciera que el sapo
Va a expeler
una nube

C.- Masaoka Shiki

Crepúsculo matinal.
El hocico de la rana
exhala la luna


D.- Natsume Soseki (1865-1915)

Sobre la montaña florida
Sueltan los caballos
En el cielo otoñal

D.- Masaoka Shiki

Cuando se derrite la nieve.
¡Sueltan los caballos
en el pueblito!


E.- Konishi Raizan (1657-1706)

Mil pequeños peces blancos
Como si hirviera
El color del agua

E.- Masaoka Shiki

Un cardumen de truchas
Pasó ante mis ojos
El color del agua


F.- Natsume Seibi (1749-1816)

El espantapájaros
Parece humano
Cuando llueve

F.- Kobayashi Issa


Ocurre en los humanos
Y también con los espantapájaros
No son derechos

F.- Masaoka Shiki

¡Cómo el hombre!
En noches de luna llena
Miserable el espantapájaros


G.- Matsuo Basho (1644-1694)

¿Es primavera?
La colina sin nombre
se perdió en la neblina

G.- Yosa Buson (1715-1783)

Bajo la lluvia de verano
El sendero
Desapareció


H.- Yosa Buson

En silencio
Antes de la llegada de los anfitriones
Las peonías

H.- Oshima Ryota (1718-1787)

Sin palabras la anfitriona
El invitado
Y el crisantemo blanco
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¿Qué es un haiku?

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La huella de la historia del haiku, remonta a los estudios de la primera antología poética reunida en el año 760 de la Era cristiana, "Poemario de diez mil hojas" y a los de la antología de poesía japonesa Korin-waka, recopilada por orden Imperial el año 905 del mismo calendario. En esa publicación y específicamente en su sección titulada Kaikai o “poemas libres”, descubrimos Tankas, la literatura más antigua del Japón, poema de 31 sílabas (5, 7, 5, 7, 7). Estos son poemas de menor extensión y más simples que la poesía tradicional de la época.

El haiku, es un cambio o enfrentamiento dentro de los afilados metales de la tradición poética japonesa.
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De la publicación, Korin-Waka, 905 y específicamente de su sección Kaikai, surgen nuevas formas de expresión poética. Una de ellas es la “Renga”, que es una variación del tanka. También de 31 sílabas, se compone de dos partes, la primera de 17 sílabas (5,7,5) y la segunda de 14 sílabas (7,7). En aquellos tiempos eran exclusivas de nobles y cortesanos. Una vez al alcance cultural de la plebe, siglo XVII, la burguesía introduce cambios, la vulgariza y genera el denominado Kaikai-renga o “renga humorística”. En la renga, un primer poeta crea los tres primeros versos, para que luego otro forme un texto continuo. De esta continuidad de estrofas y del “colage” de letras adjuntadas al Kaikai-renga, poema de longitud variable trabajado por dos o más poetas y compuesto de preguntas y respuestas, poco a poco la estrofa inicial del primer poeta, 5/7/5 sílabas, el Hokku o Kaikai-hokku, se independiza y se presenta el haiku.

Entonces, el haiku deriva indirectamente de la tanka y el término Kaikai (haiku), nace de la contracción de varias palabras, kaikai no kokkuo o “versos del comienzo” del Kaikai-renga y existe un consenso al afirmar que el haiku es un poema breve, que se desprende de uno de más extensión, para nacer en nuevo estilo poético.
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Ahora, podemos encontrar el aporte de esta evolución al juego poético latinoamericano del Quebrantahuesos y a la vez, descubrir un parecido con los últimos tres versos de la seguidilla española, en el terceto que normalmente no se usa solo, sino encadenados (Ejemplo: en el soneto) o en la forma estrófica menor que recibe el nombre tercerilla.

Avaro miserable el que encierra
La fecunda semilla en el granero,
Cuando larga escasez llora la tierra.
V. Ruiz de Aguilera

Granada, Granada
de tu poderío
ya no queda nada.
Villaespesa

Y nos recuerda Mario Benedetti en la introducción de su Rincón de Haikus, uno de los bellos poemas del haijin español, Juan José Domenchina: Pájaro muerto / ¡Qué agonía de plumas / en el silencio!

Nosotros anotaremos, que la redacción tradicional del haiku japonés es en una línea y que el haijin y pintor Yosa Buson la define como “un círculo sin fin”. Que la presentación occidental en tres versos, es un corte destinado a escarbar en las grietas de la métrica del poema y en su sonora original caligrafía. Que bajo el aporte de la poesía occidental, Takayanagi Shigenobu y otros poetas contemporáneos, dispersan el haiku en dos o cuatro “versos”. Así también trabajan algunos traductores:

Pobre, pobre, sí pobre,
la más pobre de las provincias,
y sin embargo,
siento este frescor.

Margarina Schulyz
Haiku de Kobayashi Issa


Cuando canta la cigarra,
cuando canta,
canta en coro
y el sol muere.

Fernando Rodríguez-Izquierdo
Haiku de Ogiwara Seisensui



Mi cuenco de mendigar
Acepta hojas caídas

Vicente Haya – Hiroko Tsuji
Haiku de Taneda Santoka

Diremos que el Haiku es un sector poético resumido de fórmulas antiguas, poema cargado de elementos de la naturaleza ligados al culto animista Shinto, ejercicio espiritual, suspiro escrito, poesía del deleite, versos del “alma del Japón”, voluntad de ordenamiento del mundo, la capacidad del poeta japonés que observa y sintetiza su contacto con la naturaleza, el arte de sugerir un estado interior sin describirlo, inmediatez minimalista, referente de la estación climatérica representada y vivida por el poeta, la gran altura del precepto estético del oriente.
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Agregaríamos a esas “tradicionales definiciones”, la existencia en la carne y el beso en la piel del poeta. La palabra cargada de budismo Zen y caligrafía de cultos peregrinos. El espejo intelectual y el espacio poético propio del poeta japonés... orientalizando otros estilos.
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Apuntemos del ensayo "La occidentalización de la Poesía japonesa" de Alfonso Barrera V., Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1970, que nos sugiere; “Salvado el respeto que merece la tradición (japonesa), que las formas de poesía antigua, no pueden ocultar, en su juego de preceptos, algo de receta casera o de tarea escolar”. Y que el haiku sufrió no pocos cambios, tanto en el sentido estético como en la expresión, con los empujones que la técnica dio al mundillo metafísico, en las crisis sociales del hombre en Asia y en la occidentalización por los viajes interculturales del estilo.

Akiko Yosano (1878-1942) Mujer
Poeta de pasión, de marcado romántico pacifismo
y precursora de la liberación de la mujer.
(Traducción de Alfonso Cabrera, enmendada.)


Tú, que partes hoy
Oh maravilla
- los cerezos en flor -
Sabrás en Francia que el sauce retoñó.


Shiki (1867-1902)
Las noches son breves
¿Cuántos días más
aún por vivir?


Taneda Santoka (1882-1940)
Otoño
La desgracia y nada más
Yo continúo mi viaje

En su forma autónoma el haiku evoluciona en las escuelas de Teikoku (1571-1653), Shofu, Teimon, Daurin, en otros movimientos, en grupos de haijines y en los maestros del “ejercicio espiritual escrito”. Encontramos una selecta lista de poetas que se repiten y llenan los ojos de lectores, poetas, académicos e intelectuales occidentales: Basho (1644-1694), Buson (1715-1783), Issa (1763-1827), Shiki (1866-1902), Kawabata Bosha (1900-1941) y Akiko Yanakiwara, Mujer, con su haiku:

El bote se aleja
Y forma un camino blanco
Mi dolor y su huella

En el año 1882, aparece un libro llamado "Colección de poemas de estilo nuevo" y se considera que este trabajo estatuye el origen de la poesía japonesa contemporánea. Pero ese es otro lejano trabajo.
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“Avant-propos”:

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Debemos recordar que el japonés es una lengua que nació y se desarrolló con bastante formalidad antes de transitar de la oralidad a la escritura, en boca y manos de monjes chinos budistas (taoístas dicen ciertos papeles).
Sin embargo, el japonés tenía ciertos conceptos, en particular verbales, que el alfabeto pictográfico chino, llamado Kanji, no podía presentar. De allí se desarrolló el Hiragama, que es un alfabeto fonético con 46 signos basado en las cinco vocales rejuntadas con las consonantes. El Hatakana es idéntico en concepto al Hiragana y se llama Kana en conjunto, pues tiene los mismos 46 sonidos, pero con signos distintos. Si bien ambos son fonéticos, se usan para palabras de distinto origen. Las de origen japonés se escriben con Hiragana. Por ejemplo: Co-hi, escrito en Romanji, se escribe en Katakana, pues significa café y deriva de la palabra inglesa, coffe.
Con lo cual, tenemos que una palabra en japonés te puedes encontrar con los tres alfabetos escritos simultáneamente.
De lo anterior llegamos al Romanji, que no es más que una súper simplificación al escribir las 46 sílabas standard del japonés, usando el alfabeto romano. Ósea el ASCII, lo cual lo hace muy práctico para nosotros “haijin escribanos”...ese algo en japonés de vez en cuando, en teclado, “teclado no oriental”.
Otro detalle. Debemos recordar al lector que no sabe o poco del idioma japonés, que es extremadamente difícil entender todas las sutilezas que los japoneses hacen al escribir, pues el kanji está formado por pictogramas que tienen ciertos patrones, raíces gráficas y que al escribir se hacen a propósito juegos de palabras gráficas... aún más en poesía.

Finalmente, que las aves más importantes de la poesía japonesa, el hototogisu (ave de bello canto - Cucurus poliocephalus) y el uguisu (ave de hermosos colores), son definitivamente “indomables” y menos aún adaptables al idioma de este trabajo (las defienden un mundo de haikus). Dejaremos en la papelera los acercamientos del uguisu con aves de América y los del hototogisu con el cuclillo, ruiseñor, colibrí, cuco, etc. Entonces, sin caer en transformismos lingüísticos y continuando en la adaptación, que también nos marca límites, saludaremos a la revista Hototogisu que aparece el 15 de enero de 1897.

Alfredo Lavergne. Santiago de Chile, 2007.

Antología de Poetas Clásicos



YAMAZAKI SOKAN (1465-1553) *

Mudas
Las garzas trazarían en el cielo
Una línea de nieve

Una mancha
a la luna.
¡Qué hermoso abanico!

Al mismo tiempo
Cuando mi padre estaba muriendo
Me tiraba pedos

* Asataro Miyamori, en su “Antology of Haiku ancient and modern,
Tokyo, Maruzen, 1932”, nos entrega como fecha de muerte
del haijin, entre (1539 –1540).


ARAKIDA MORITAKE (1473-1549)
Monje de los santuarios animista shinto de Ise.

Esta mañana de Año Nuevo
Pienso además
En la edad de los dioses

Frente al acantilado
Los sauces reverdecidos
Son las cejas

A la enredadera
se parece hoy
mi propia vida.

Una flor cae
y sube a la rama.
No. Era una mariposa.


SATOMURA SHOHA (Muere en 1602) *

No tengo pincel
que pinte las flores del ciruelo
con su perfume.

* Texto original, en “Antology of Haiku ancient and modern”.


MATSUNAGA TEITOKU (1571-1653,54)
Maestro de la escuela formalista. Escuela que precede
las denominadas “Kofu” y la “Danrin”, que guiaron a
Basho. Se sugiere que con Teitoku renace el haiku y
que anteriormente se mantenía al interior de la “renga”.

Si necesitamos
dormir la siesta
es por la luna otoñal.

Cuando ella se funde
El hielo con el agua
Se vuelven a acomodar


MATSUE SHIGEYONI (Ishu). (1596-1670)

En las altas hierbas del verano
Solos avanzan
Los bastones de los peregrinos


SAMBOKU (Siglo XVII)

Como la mano derecha
De la partera
Las hojas del arce en otoño*

* En el único poema que nos quedó de Samboku.
El color rojizo de “Las hojas del arce en otoño”
y el de “La mano de la partera”, el rojo sanguíneo de la vida.


YASUHARA TEISHITSU (1609-1673)

La luna a media noche
como un trozo
de fresco.


KITAMUR KIGIN (1624-1705)

Es la pobreza del verano.
Responde ella
antes de estallar en lágrimas.


IHARA SAIKAKU (1642-1693)

Sobre la llanura ahora árida
Un cepillo de mujer
Del tiempo de hierbas en flor

Algunos pueblos
no conocen ni doradas ni flores.
Pero todos benefician de la luna.

Cambio de vestimenta.
La primavera desapareció
en el gran baúl*

* El primer día del cuarto mes del calendario lunar,
sacan las vestimentas de verano.



YAMAGUCHI SODO (1642-1716)

Contemplado la luna
Mi sombra acompaña
De vuelta a casa

¿Quién se preocupa
de la flor de la zanahoria
en el tiempo del cerezo?

La mañana después de la tormenta.
Sólo los melones
no se interesan por lo ocurrido


BASHO (Matsuo Munefusa, 1644-1694)
Poseía para su retiro en un bananero…“basho”, territorio
del cual adopta su seudónimo. Matsuo fue fundador de
la escuela “Shofu”, rescata al haiku del círculo humorístico
y lo amplifica de nuevos valores estéticos y humanos.

Fin de año.
¡Siempre el mismo sombrero
y las mismas sandalias de paja!

Poesía
Entrando a Oku
Plantan arroz cantando

A la primavera que pasa
Las aves cantan
Son lágrimas los ojos de los peces

Bajo las flores de un mundo efímero.
Con mi arroz entero
y mi sake blanco *

* El “mundo efímero o liviano” por “uki-yoi”, término
de origen budista que sugiere lo pasajero de este mundo.
El haijin nos propone la simpleza. El arroz y su bebida,
El sake: Licor del Japón.


La gente de ahora no se interesa
por las flores del castaño
que están en el techo.

En las flores silvestres de verano
Se estremece aún
El sueño de gloria de los guerreros

Ante la enredadera en flor
Comimos nosotros
Que somos simples hombres

¡Crueldad animal!
Bajo la pezuña
un saltamontes.

En el viejo estanque
la rana se zambulle
y el ruido del agua.

Ah hototogisu
¡Agranda aún más
mi soledad!

Primera nieve.
Las flores de los narcisos
casi no se doblan.

Albergue pobre.
Los gemidos del perro
en la lluvia nocturna.

Estoy en Kyoto
Pero al canto del hototogisu
Soñando de Kyoto

Las cigarras van a la muerte
y su canto
nada nos dice.

En pleno otoño
Mi vecino
¿Cómo vive?

Ante el relámpago
Dichoso
El que nada sabe *

* Una paradoja Zen dice: “El que nada sabe posee el
verdadero conocimiento”. Entonces, este poema es una
modestia de cósmica altura.

Después del crisantemo
A parte el largo nabo
Nada

Desolación invernal
En un mundo de tono uniforme
El ruido del viento

¡Qué bello!
El despreciado cuervo común
esta mañana nevada.

En este jardín
¡Un siglo
de hojas muertas!

Dios ausente
Las hojas se amontonan
Todo es abandono

Esta mañana nevada
Incluso el caballo
Es digno de mirar

La nieve que vimos caer
¿Es otra
este año?


UGIYAMA SAMPU (1647-1732)

Rudamente cae
Sobre los claveles
El chaparrón de verano

Mala jugada.
Mis dientes se destemplan
En el viento otoñal

Puse la mano sobre él
pero no la recoge y pasa.
La ketmia

Tus pequeños van a esperar
la alondra
perdida arriba en el cielo.


YAMAMOTO KAKEI (1648-1716)

Sin excepción tiemblan
las hojas de la hiedra
por el viento otoñal.

¡Qué lástima!
Las chispas de la antorcha
van a la cabeza del cormorán.


HAWAI SORA (1649-1710)

El monje enfermo
barre el jardín.
Cerezos en flor

Camino y no me detengo
Si caigo - que sea
entre tréboles


IKENISHI GONSUI (1650-1722)

Salta una carpa
y de nuevo el agua se calma.
El hototogisu canta

Por un día sin viento
Las campanillas que suenan con la brisa
Sirven de refugio a las abejas

La tormenta invernal
se apacigua
en el ruido del mar.


MUKAI KYORAI (1651-1704)
Célebre alumno de Basho. Algunas
antologías nos lo presentan como
Kyorari (1647-1704).


El hombre
Que está labrando la tierra
parece inmóvil.

Cohombro de mar.
¡No tienes cola
ni cabeza!

La ventisca no deja
la fría lluvia invernal
tocar el suelo.

Tanto calor
Que los melones rodaron
Fuera de su escondite de hojas

Sólo peregrinos
pasan por el camino
esta mañana de nevada.

Sí. Gritaba sí.
Pero a la puerta pesada de nieve
continuaban golpeando

Sin fuerza
En la lluvia del mar
Las altas velas infladas de viento

En el cielo
el hototogisu y la alondra
cantan en cruz.


KOSUGI ISSHO (1652-1688)

Mis ojos
Cansados de tanto mirar
Regresan al crisantemo blanco


KONISHI RAIZAN (1653-1716)

Mil pequeños peces blancos
Como si hirviera
El color del agua

Los pececitos blancos.
Cómo si fuera el espíritu
del agua que corre.

Levantando la cabeza
miro mi forma alargada.
Frío amargo

Completamente sucias
las mujeres que siembran arroz.
Excepto su canto


HATTORI RANSETSU (1654-1707)

Media noche profunda.
El Río del Cielo
cambió de lugar

Un poco de calor
para que en el cerezo
una a una se abran las flores.

A cada nueva flor de ciruelo
el calor
monta.

Las mujeres sin hijos
Son tiernas
Con las muñecas

Crisantemos blancos
Crisantemos amarillos
¡Qué no existan otros nombres!

Espejo
de rosas amarillas.
El manantial dorado

En los escenarios de las almas
También queman
Las lágrimas y el rocío*

* El mes de agosto, período de violentas tempestades,
la fiesta dedicada a las almas de los muertos.


Ni sonrisa
Ni lágrimas
En esta ketmia

Luna llena de otoño.
Los vapores suben
a la superficie del agua


MORIKAWA KYOROKU (1656-1715)
Hijo de samurai, a los treinta años perdió gran
parte de los suyos.

La vestimenta del muerto
Ventilan en verano
En la cuerda *

* Irrumpe la muerte en medio de una de las actividades de
la vida... Airear la vestimenta. Las separan de otras para
la sepultura. En este haiku, luego de la estación lluviosa.

La primera cosa
Que toca la tempestad
El espantapájaros

Viento frío
Sobre los arrozales en otoño
Nubes negras

Dormí en la pieza
de un daimyo
y también hacía frío.*

* El pueblo debía esperar que pasara el “daimyo”
e inclinarse. Kyoroku, en este haiku, ¿nos invita
a sentir un paisaje interior?. A reflexionar.

Cerca de la vela
Una peonía
En silencio

A las barandas
se estira la sombra
de los crisantemos.

Entre las papas
Al centro de la cacerola
El claro de luna *

* Muy luego en el tiempo, Ryokan (1758-1831), recreará
el alimento, la naturaleza y la belleza en su célebre haiku:
“Viento azul / En mi caldo Claro / Peonías blancas”.

Un fuego que muere
golpea a la puerta
en medio de la noche.

Yo recito Sutras.
Las prostitutas
se desmayan.


OCHI ETSUJIN (1656-1730)

En un sueño de flores
Cubierto
¡Quisiera morir al instante!

Como adormecidas
Las flores de la amapola
Caen

El año se va
y escondo a mi padre
los cabellos grises.

Si pudieran hablar
Las truchas también gritarían
Se acerca el barco con cormoranes.


UEJIMA ONITSURA (1661-1738)

A la entrada del jardín
florece el blanco
de una camelia*

* La camelia es una de las flores con que se
saluda los muertos.

Observan al horizonte
Con el orificio de la campanilla al cielo
Esas flores de primavera

Aquí agua
y allá agua.
Las aguas primaverales.

Oh que verdes son
las ramas del sauce
en las aguas que pasan.

Una trucha salta
y las nubes se agitan
en el cause del torrente.

Cuando los cerezos florecen
las aves tienen dos patas
y los caballos cuatro.

Este otoño
no tengo niños en mis rodillas
para contemplar la luna.

El cerezo perdió sus flores
y vuelve la calma
en el Templo Enjoji.

En la Gran Mañana *
un viento del fondo de las edades
sopla a través de los pinos.

* El primer amanecer del año.

La campana lejana
¡Cómo oscila su pasar
por la neblina primaveral!

Esqueletos
Vestidos de seda
Contemplamos las flores

Esa montaña lejana.
Adonde el calor del día
Se fue

La brisa fresca
llena el cielo vacío
del rumor de los pinos.

No hay lugar
donde botar las aguas servidas
y el ruido de los insectos.

Este día de invierno
hace calor al sol.
Pero frío.

El viento de otoño
sopla tristemente
mi rostro.

Bajo un sol primaveral
los gorriones en el jardín
toman baños de arena.

A la primavera
las ranas croan
y en verano gritan.

La alondra se estira
y se deja caer.
Si verde es la cebada


TAKARAI (Enomoto) KIKAKU (1661-1707)

Durante la noche de quinta luna
Cada cierto tiempo escuchamos
Como se quiebra un bambú *

* Este poema fue trabajado en el tiempo del calendario
lunar. Febrero es el primer mes. En el quinto mes,
la temporada más caliente del año.

La luna llena.
La silueta de un pino
en el tapiz

El mendigo
carga el cielo y la tierra
como vestimenta de verano.

Lluvia de verano.
Una mujer solitaria
sueña en la ventana.

El ciruelo en flor
espera su maestro
en el jardín.

Que me lancen una piedra.
Yo recogí
una rama de cerezo.

Picado por pulgas.
¿Era verdad
ese sueño de sables?

El mono gruñe
y muestra los dientes.
La luna en lo más alto*

* El mono...el hombre?

Un relámpago
Ayer al este
Y hoy al oeste

La primera nieve
Nadie quiere
Quedarse en la casa

Cuando pienso que es mía
La nieve sobre el sombrero
Me parece más liviana

Despierto de noche
El faisán dorado grazna
La luna se congela

Cuando llega el invierno
los cuervos se cuelgan
del espantajo.

Aguacero.
Los patos gritan
alrededor de la casa.

Noche de invierno.
Sin motivo
escucho mi vecino.

Fiesta de las flores.
Acompañado de su madre
un niño ciego.

¿Qué pasa con Enjo?
Vivió y ahora está
como mar en verano.

El hototogisu canta
y en la pequeña canasta
dos o tres berenjenas.

Termina el viento y corre el agua
por el bosque. Es el momento
del canto del hototogisu.

El sauce
Contempla al revés
La imagen de la garza

El murciélago
volando de sauce en sauce
en lo rojizo de la noche.


NAITO JOSO (1661-1704)

Flota
A fuerza de levedad
La rana

Una cigarra en otoño
yace muerta
al lado de su cáscara vacía.

Despierto en medio de la noche
Mezclo mi tos
Con los gritos de los insectos

Muy lejos en el mar
el viento verde y la niebla
¿Adónde van?

Entre tantos cerezos en flor
El pájaro carpintero buscando
Un árbol muerto

Escarcha y granizo
Sin fin ni fondo
La soledad


SAKAI YAMEI (1662-1713)

Al inmenso campo
De un grito
El faisán lo devora


SHIDA YABA (1663-1740)

Yo barrí el jardín
y después cayeron
las camelias.


TACHIBANA HOKUSHI (1665-1718)

Las peonías marchitaron
y partimos
sin pesar.

Los paraguas.
Cuántos pasaron
por esta noche de nieve.

Suspender la luna en el pino
y descolgarla
para mejor contemplar.

Ranas cantoras
¡Cómo ayudándose
con sus gritos!

De pie
entregando el espíritu
el espantapájaros.

El sonido de la campana quebrada
También es cálido
Como la luna en verano


OGAWA SHUSHIKI (1669-1725) *Mujer
También conocida como Oaki y Ume Shuhuki.

Observen
La contemplación del cerezo
Embriaga.

Despierta
de este sueño
veré el violeta de los iris.*

*Poema escrito poco antes de su muerte. La vida es un sueño,
la muerte una nueva y mejor vida. El color violeta representa
la juventud de la mujer.


SHIRAI CHOSUI (1700-1769)

Si muero en la llanura blanca
También seré
Un Buda de nieve


YOKOI YAYU (1702-1783)

Estornudo
y no veo más
a la alondra.

Cambio de doméstica.
La escoba
esta colgada en otro lugar.

A sus pies
le roban sus granos.
¡Qué espantajo!


CHIYO-NI (Kaga No Chiyo, 1703-1775) *Mujer
Religiosa budista. Se casó muy joven y quedó viuda
a temprana edad.


Los caballos al galope
Huelen sus cuartillas
Un perfume de violetas

Roza
El hilo de la caña de pescar
La luna en verano

Como la nieve
mi pálido reflejo
en el agua.

Todo lo que recogemos
en la playa de marea baja.
Se mueve

Sin niño que se acerque
Las paredes de papel
Están frías

En el llano y la montaña
Todo parece inmóvil
Esta mañana nevada

Si por las mañanas se cierran
las campanillas en flor.
¡Es por el odio de los hombres!

En las lluvias de primavera
Todo las cosas
Son más bellas

La rama en flor del ciruelo
otorga perfume
al que la corta.

Del violeta de las nubes
Al morado de los iris
Se dirige mi pensamiento*

* Chiyo-ni, describe la muerte de su joven madre en el humo del
crematorio y en el color morado del iris, el reflejo de los suyos
en kimonos de verano. ¿La partida de la madre, la familia y la
continuidad de la vida?


¡Luciérnagas. Luciérnagas!
Por el río
las tinieblas pasan.

Muchas veces
¡Hototogisu, hototogisu!
y amanece.

El agua se cristaliza
Las luciérnagas se apagan
Nada existe*

* Escrito poco antes de su muerte.


TAN TAIGI (1709-1771)

Cubierto de un manto de luna
Río abajo
El ruido de la red de pescadores

A la hora de la siesta
se detiene la mano que agitaba
el espantapájaros.

Los días tranquilos
En rápidos años
Olvidados

En su mes.
El gato olvida el arroz
pegado en sus bigotes.

En un montón de basuras
Una centidonia floreció
Tardía en otoño *

* La centidonia
es una enredadera de campanillas.


Solo atravieso
Un frío claro de luna
Por el puente colgante

Ni una sola piedra
Para lanzar a ese perro
Bajo la luna en invierno

Desolación invernal.
En una poza de lluvia
los gorriones se distraen.

Las barren
y abandonan
a las hojas muertas.

Es el viento de primavera.
Dicen amo y criado
caminando juntos

Neblina de río.
Empujando el caballo al agua
El ruido del agua.

A lo largo del día
Mis ojos se gastaron
Contemplando el mar


YOSA BUSON (1715,16-1783)
Poeta y pintor. Se desarrolla en el período Edo (1600-1868),
en el Japón esposado a sus tradiciones. Es sin duda el haijin
de la imagen desprovista de apoyos filosóficos. El poeta que
busca entregarnos una percepción no verbal del mundo.



Esta mañana
El sol salió de la cabeza
de una sardina

Noche de primavera.
De vela en vela
transita la llama. *

* ¿Reencarnación?

El barco coreano
Continúa su ruta
Sin detenerse por la neblina

Al trabajo de la tierra
Desde las alturas del templo
Viene el canto del gallo

Al trabajo de la tierra.
El hombre que preguntó por el camino
Desapareció

Trabajar en el campo
La nube que nunca se movía
También se fue

Iba a los cerezos en flor
Dormía bajo ellos
Ese era mi pasatiempo

Caen las flores del cerezo
y entre las ramas
aparece un templo.

Parece indefensa
Cuando nada
La rana

Las ocas emigran.
Delante de la casa
el campo de arroz parece volar.

En noches breves
la aterciopelada oruga
carga las perlas del rocío.

En la niebla del verano.
El vuelo blanco de un insecto
de nombre desconocido.

Ese vivo frío
Bajo mi pie en la alcoba
La peineta de mi esposa muerta

La más lejana luna.
Atravieso
un barrio pobre.

Está pasmada
de pobreza
esta mañana de otoño.

Qué hermoso
después de la tormenta otoñal
el pimiento rojo.

Para el que parte
Para el que se queda
Dos otoños

Durante la siega de otoño
Muy triste
El rostro de la loca

Tan profunda
Esa prostituta
Color abismo

El dedo herido
Del albañil
Al rojo vivo de la azalea

¡Canta el hototogisu
que no tiene padres
ni hijos!

Un caracol
Un cuerno corto y el otro largo.
¿Cuál es el problema?

Después de cortar la peonía
Me sentí disminuido
Esa noche

Un ave grita
y el ruido del agua oscurece
alrededor de la trampa.

Piensa en decapitar
los lotos blancos.
El honorable bonzo

El faisán dorado
en la rama descansa.
Larga es la noche de una a otra pata

Sobre la imagen santa
Se permite un excremento
La golondrina

No es el mismo
después de la cosecha de arroz.
El espantapájaros

Cultivador de crisantemos.
De ellos
eres esclavo.

Las noches de los hombres de antes
Fueron iguales a las mías
Noches de lluvia fría

En noches frías
mis huesos sienten las mantas
y golpean la colcha.

El abad
y cómo deposita su abono
en el llano sin cultivar.

Ruido de serrucho
Esta media noche de invierno
Ruido de pobreza

Puse el calentador
en mi pecho.
Pero mi corazón estaba lejos

Con un palo
Golpeo el pincel congelado
Por la noche

Bajo la nieve
Las luces de la hilera de casas
Que me cerraron la puerta


MATSUMOTO KOYU-NI (Haijina del siglo XVIII)
Algunos traductores nos la presentan como Koju-ni.

Las flores caídas
Ahora nuestras mentes
Están en paz


OSHIMA RYOTA (1718-1787)

Sin palabras la anfitriona
El invitado
y el crisantemo blanco*

* Este gran haiku, simple y limpio, no mantiene
ninguna fuerza a la traducción. El silencio de dos más
el de la belleza. ¿La belleza no tiene más que decir o
sobrepasa la palabra?...un silencio a tres. Es en la
contemplación de la flor, que nos llega el “satori ” o
la esencia del haiku, la iluminación.

En los escollos del agua
la brisa azul
desparrama la luna.*

* Recordemos que con el color azul, el poeta japonés,
apunta a la belleza de la naturaleza. Ver entre muchos:
“La brisa azul de Oriente” de Aoki Getto (1879-1949)
y “El viento azul” de Ryokan (1758-1831).


Mi sombra se pega a la muralla.
Esta noche de otoño
un grillo hace ruido

Perseguida
La luciérnaga e esconde
en los rayos de la luna

Una jaula de luciérnagas
para el niño enfermo.
¡Qué soledad!

¿Quién desvela allá
con la lámpara encendida?
Lluvia fría de medianoche

La luna de esta noche
Imposible
Que sea única

Entré furioso
y ofendido;
el sauce en el jardín.


OTOMO OEMARU (1719-1805)

La bola de nieve
al fin
es inmensa

Me dejo rodear
Como el Buda
Por los mosquitos del equinoccio

El viento disminuye
Las montañas se ven
Y ahora las ranas

A quien la persigue
La luciérnaga
Ofrece su luz

Los melones.
Por ellos lo reprimí el año pasado
y hoy los ofrezco a su espíritu


YAKAKUGA RANKO (1726-1798)

Al claro de luna
Sólo un ruido
Y la caída de las camelias blancas *

* Si las camelias se ofrecen al difunto. En este haiku
al emboscado... ¿Las flores por esa muerte?


KUROYANAGI SHOHA (1727-1771)

A la medusa
El cohombro de mar
Confía su amargura

El niño
Pasea su perro
Bajo la luna del verano

La lluvia nocturna
multiplicó los caracoles
bajo las bellas hojas de las aspidistras

La flor de la camelia
Que iba a caer
Está presa en las hojas

A la puesta del sol
La sombra del espantajo
Alcanza el camino


MIURA CHORA (1729-1780)

Del corazón de las prostitutas
Surge
El amo del lugar

Crisantemos blancos.
Ahora alrededor de ellos
todo es gracia y belleza.

Luna en verano
¿Del otro lado del río
qué es?

Alimento de otoño.
Por la puerta abierta
entra el sol del atardecer.

Contemplando la luna
La miramos y se cubre
La olvidamos y se muestra

Seducida por las flores
Fascina a la luna
La mariposa

Atraído por el canto lejano
Del uguisu
El sol sube al horizonte

El uguisu canta.
Fue ayer
a la misma hora.

El viento otoñal
sopla primero
las flores de la enredadera.

Llega el otoño
Pasan las nubes
Y se ve el viento

Amaneceres con luna.
Los chorlitos de la orilla del río
se dispersan a lo lejos.

Luna fría.
El viento del río
afila las rocas.

¡Espacio por favor!
y déjeme plantar estos bambúes
al sapo.


SEIFU-NI (Enomoto Seifujo) (1732-1814) *Mujer
Religiosa

Fin de la primavera.
Entre las medicinales artemisas
las osamentas humanas.

La mariposa es vieja.
Pero mi alma
en los crisantemos juguetea.


KATO GYODAI (1732-1792)

Al alba
Soplan las ballenas
Entre la espuma escarchada

Recogiendo una violeta
El débil corazón
En primavera

El gorrión furioso
Salta entre las flores
De la enredadera

Apagado el altar del Buda
El cuarto pertenece
A las muñecas

Las montañas del otoño
Aquí y allá
Humaredas se levantan

Las hojas que caen sobre otras hojas
Se unen
La lluvia arrasa sobre otra lluvia

Una noche de primavera.
Pareciera que a nadie pertenece
esa carreta abandonada.


KAYA SHIRAO (1738-1791)

La libélula roja
comienza
la estación otoñal

El arroyo se hundió
en las hierbas
del otoño que se va

El jardín está oscuro
y tranquila en la noche
la peonía

Insensible
A los rayos de la puesta del sol
El espantapájaros


TAKAI KITO (1741-1789)

En la densa neblina.
¿Quién grita de la colina
a la barca?

Niebla nocturna.
Pensando en cosas del pasado
y cómo están lejos

Sobre el bambú que indica
La tumba del difunto
Una libélula

El pequeño pez
Arrastrado a reculón
Al agua clara.

Cuando nos detenemos
De noche en el camino
La nieve pesa más

A veces no viene
y otras canta dos al día.
El hototogisu


NATSUME SEIBI (1749-1816)

Aplastando una mosca
¡Quisiera
matar a todas!


TAGAMI KIKUSHA-NI (1753-1826) *Mujer
Religiosa

Deseo partir
Peinada de luna
Bajo el cielo errante

Tomando el fresco sobre el puente
La luna y yo
Quedamos solas

En mi sombrero
En lejanas montañas
Sonido de hojas


IWAMA OTSUNI (1756-1823)

Para el convaleciente
los crisantemos.
Huelen frío


RYOKAN (1758-1831)
Monje zen calígrafo-escriba.

Los días de lluvia
el monje Ryokan
da penas

Surcos de seda
en la superficie del agua.
Lluvia primaveral

El mundo
ahora
es un cerezo en flor*

* Es el “hanami” o fiesta de la contemplación
de las flores ...la importancia del ahora de la tribu?


En el santuario
Sobre los pétalos de las magnolias
Las flores del cerezo

Viento azul
En mi caldo claro
Peonías blancas *

* Al aire libre y agradeciendo por la belleza del viento,
la flor y el simple alimento.

Sin inquietarme
En almohada de hierbas
Me ausenté

Día tras día
cae la garúa.
La vejez me atrapa

Las hojas de jardín
caen
y yacen como caen.

En el viento otoñal
Al recoger caquis
Mis bolas doradas se erizan

El viento nos trae
Suficientes hojas muertas
Para hacer una fogata

Sobre su caballo
En el viento que azota
El hombre de mirada segura

El ladrón
se llevó todo.
Salvo la luna de mi ventana.


KOBAYASHI ISSA (1763-1827)

El humo
dibuja en este momento
el primer cielo del año.

Incluso mi sombra
En este primer amanecer de primavera
Está repleta de vigor

El pájaro carpintero
En el mismo lugar se obstina
Al atardecer

Temblando
en las flores silvestres
se va la primavera.

La hierba de las pampas cae
y el ojo puede ver
como el frío aumenta.

¿La edad de la luna?
Yo diría
más o menos trece años.

¿Sentirán nostalgia
los días de neblina
y las ninfas del cielo?

Bajo la neblina del calor
Algunos hoyos dejados
Por el bastón que va al templo

Ella acostó al niño
Y lava en este momento la ropa
La luna de verano

Habiendo cambiado de ropa
Me siento
Pero muy solo

Con alegre canto
El hototogisu
Llama a sus paternos

Los gorriones
Juegan a la escondida
Entre las plantas de té

Apártate del camino
gorrión sin casta.
Pasa el caballo

Gorrión huérfano
Ven acá
Contigo quiero jugar

Si eres tierno con ellos
Los nuevos gorriones
Te desilusionarán

Mantiene un desafío
De miradas conmigo
La rana

Puesta del sol.
La rana también
Llora.

La vejez
También al cortar un ramo de flor
Una mueca en la boca

Esta mañana es otoño
Al decir estas palabras
Siento como envejezco

De la mala hierba
¡Qué mariposa
nació!

Mariposa que revoloteas.
Como tú siento
que soy criatura de polvo.

También entre los insectos
hay los de diestro canto.
Otros no.

Bajo las flores del cerezo
Pulula y hormiguea
La humanidad *

A la sombra de las flores del cerezo.
No son
Más extranjeros *

* Es la fiesta anual del cerezo o la contemplación
de las flores, “hanami ”. Todos son invitados al
tradicional lazo entre el mundo del guerrero y
el de las flores.


Crisantemo en flor
Baila también en el aire
Un olor a orina

¡Por que así debe ser!
Estrenémonos a morir
a la sombra de las flores.

Todos en este mundo
en la cumbre de un infierno.
¡A contemplar las flores!

La primavera se anuncia
Tengo cuarenta y tres años
Aún frente a un arroz blanco *

* El número cuatro y la palabra muerte,
son homónimos.


Que nada me pertenezca.
Sólo la paz del corazón
y el frescor del aire.

Desnudo.
Sobre un caballo desnudo
a través del temporal.

Pobre
La más pobre de las regiones
¡Pero sientan este frescor!

Aldea perdida
Acostumbrados a su miseria
Ellos toman el fresco por la noche

Pulgas.
Para ustedes también
la noche es soledad y larga.

Lo siento por las pulgas
de la cabaña
¡Adelgazarán muy pronto!

Un ser humano
Una mosca
En la gran sala

Matando una mosca
herí
una flor.

Sube lentamente
Lentamente pequeño caracol
Escalas el Monte Fuji

De prostitutas
La joven virgen
Se hace un pañuelo

Luna llena.
Mi aldea deteriorada
es como usted la ve.

En el blanco rocío
me ejercito
al paraíso.

En cada perla de rocío
Tiembla
Mi región natal

- No quiero continuar
en este mísero mundo.
Y se descuelga la gota de rocío

De los orificios de la nariz
del Buda
surge una golondrina.

Noche tras noche
Mi sopa de legumbres
Acompaña la nieve

En invierno
una joven prostituta
raspa el hollín de la cacerola.

El gatito
Que pesamos en la balanza
Continúa con sus juegos

Un bello volantín
se levanta
de la choza del mendigo.

El niño que imita
Al cormorán
Es aún más maravilloso


IMAIZUMI SOGETSU-NI ( -1804) *Mujer

Luego del baile.
El viento en los pinos
y el canto de los insectos.


NAITO MEISETSU (1847-1926)

Sobre las trenzadas flores
Del ataúd
Una mariposa*

* Como Yosa Buzón (1715-1783). “Noche primaveral /
de vela en vela / la llama se traspasa” y Takai Kito
(1741-1789). “Sobre el bambú que indica / la tumba
del difunto / una libélula”. ¿La reencarnación?


En la fría tempestad
una solitaria luna
rueda a través del cielo

Una húmeda mañana
Desde la tierra surge
La primera cigarra


UEDA CHOSHU (1852-1932)

Se hizo mil pedazos
y aún está allí.
¡La luna en el agua!


MURAKAMI KIJO (1865-1938)

En el espejo
Esta mañana el otoño
El rostro de mi padre


NATSUME SOSEKI (1867-1916)

Los hombres mueren
y las grúas nacen.
Translúcidas y heladas

Bajo el velo de luna
¡Sombra de flor!
¡Sombra de mujer!

Cae lánguidamente
en el césped
la humedad del calor.

Cuando la lámpara se apaga
las primeras estrellas
entran por la ventana.

En este mundo que balancea.
¡Hágase gran maestro
y usted dormirá la siesta!

Golpeado
El pez de madera
Espanta los mosquitos al medio día *

* Se trata del gong inmóvil del templo, en el que a la
sombra es guarida de mosquitos.

Las piedras del fondo
Parecen mover
El agua clara

Sobre el ataúd
lanzar crisantemos.
Nada más *

* Soseki saluda la muerte de su amigo
Masaoka Shiki (1867-1902).

Reverencias y sonrisitas.
Del moño
resbala un granizo

El frío y más frío.
El agua azula
Y el cielo se estrecha

La piel y los huesos.
¡La borrasca arrastraría
mi cuerpo enfermo!

Guardián de la noche.
Escucho
el continuo lamento de la lluvia

Por aquellos que partieron
Por aquellos que se quedaron
Las ocas salvajes retornan

Sin saber porqué
Amo este mundo
Donde venimos a morir

OSAKI KOYO (1867-1903)

Si pudiera morir
antes que seque la rosa.
Sería perfecto


KODA ROHAN (1867-1947)

En el claro de luna
Dejo mi barca
Para entrar al cielo


MASAOKA SHIKI (1867-1902)
Director de la revista Hototogisu, el poeta muere
de tuberculosis a los 35 años. Recordemos que del
desprendimiento de un poema largo y del “hokku”
poema de tres versos…se desprende o reclama el “haiku”
y aparece como un poema en SI, se le conoce como
“kaikai” y es Shiki que adopta definitivamente el término HAIKU.


Cada año nuevo
Cielo y tierra en armonía
El primer día

Un gran viento
y repentinamente el estandarte
se levanta.

La nieve se derritió
en la espalda
del Gran Buda.

Sitio ilustre.
Desyerba la tierra
y lo ignora el campesino.

Durmiendo sobre la piedra
Mariposa
¿Sueñas tú de mí el infortunio?

Soñando cada año
En los crisantemos
Sueño por ellos

Jornada corta.
En sus canastas los cormoranes
duermen cansados.

Un pueblo de pescadores
Baila bajo la luna
El olor a pescado fresco

¡Peral en flor!
La casa en ruina
Única huella de la batalla.

Con mucho esfuerzo
pude colgar
la lámpara entre tantas flores.

Cerezos en flor
y recuerdos de seres queridos.
Todos tan lejos de aquí.

Nuestro canario escapó
Un día de primavera
Llega a su fin

Un azadón abandonado
en el campo vacío.
¡Qué calor!

En el rincón de un viejo muro
Totalmente inmóvil
Una araña gorda acecha

Pintor de rosas.
Las flores no son difíciles
y las hojas peliagudas.

¡Las flores silvestres del verano!
En Saga las bellas mujeres
de muchas tumbas.

Me pican
Los mosquitos en otoño
Decididos a morir

En el dormitorio vecino
su luz también se apaga.
Ah qué la noche es fría.

No puedo comer
los caquis que me gustan.
Ah la enfermedad.

¡Recuerden!
Fui un gran comedor de caquis
amando haikus *

Tres mil haikus
a revisar.
Dos caquis. *

* El haijin Shiki, por trabajar en correcciones
era recompensado en caquis.

Las manzanas robadas
que comí
me produjeron dolor de estómago.

El daimyo.
Queda de su pasar
un terrible frío *

* Ver MORIKAWA KYOROKU (1656-1715),
nos regala un bello haiku (frío-daimyo).

Soledad en invierno.
Quisiera hacer una pregunta
al Buda.

La gran limpieza.
Todos los dioses y Budas
amontonados en la hierba.

Débiles
Esta noche de nieve
Las luces del palacio

Noche infinita.
¡Pienso
en cómo será en 10.000 años!

El que detesta esta vida
Debe amar
La flor del cardo

En este mundo efímero.
También los espantapájaros
tiene ojos y nariz.

Un niño de diez años
Acaba de heredar un Templo
Frío amargo

Pánico.
La escalera se derrumba
sobre los amores de los gatos.

Diez años de trabajo
para pagar mis estudios.
¡El techo gastado!

En esta agua pura
los ricos se refrescan
y también osos.


KAWAHIGASHI HEKIGOTO (1873-1937)

El viento violento del sol
Vibra aún
En el canto del hototogisu

El caballo regresa
repentinamente
rodeado de luciérnagas.

Sin que nadie sepa
un polluelo nació.
Rosa de invierno

Arranco una planta.
Su profundidad y su blancura
me duele.

En la cima nublada
florece una cebolla.
Porfía


TAKAHAMA KYOSHI (1874-1959)
Revolucionario, crea la Escuela de nueva tendencia.

Como una bandera
Parece flamear
El sol invernal

De cada objeto que depositamos
Nace algo
Que se asemeja al otoño

Primera primavera.
La lluvia perla
sobre las ramas aún desnudas.

Solo.
Pulo mis poemas
en el día que llegará. *

* Kyoshi en este poema alude la muerte de su amigo
Kawahigashi Hekigoto y la del maestro Masaoka Shiki.


Libélulas
En el villorrio tranquilo
Es mediodía

En los montes de abril
Cadáveres en sepultura
¡Vanidad!

Lancé
la cetonia
a lo más profundo de la sombra.

Durante la distribución
de la velas en los dormitorios.
¡El grito del venado!

Aún me traspasan
La serpiente dejó en la hierba
Los ojos

El una palabra
Yo una palabra
Al resplandor del otoño

Bajo la luna otoñal
Ahora
No hay enemigos *

* La noción de amigo y enemigo. Kyoshi, escribe este
poema luego de la derrota japonesa en 1945.


Corté
las peonías
y el jardín está vacío.

Cae y cae
La hoja de la paulonia
A los rayos del sol *

*¿La hoja cae, como cayó el hombre a pesar de
las promesas del sol?

Como polvo
En las grandes nieves
Un hombre muerto

Año que pasa y año que llega
Anillos
Que atraviesan un mismo bastón

El grito del primer cuervo
Sorprende al amanecer
Sobre los burdeles

Ya imagino
la nieve
cayendo sobre mi cadáver.


OTAMI KUBUTSU (1875-1943)

Con la boca abierta
el niño contempla caer las flores
¡Es un Buda!


USUDA ARO (1879-1951)

Un ave canta
Y calla
La nieve en el crepúsculo

El barco se va
y el corazón se aleja
de los gritos de los insectos.


AOKI GETTO (1879-1949)

Parece acariciar
Esa brisa azul de oriente
A las montañas *

* La “brisa azul” es el viento que sopla en verano
entre las hojas.


NAGAI KAFU (1879-1959)

Primer trazo de neblina
Sobre el kimono del año nuevo
Una bastilla de nubes


OSUGA OTSUJI (1881-1920)

Fiesta campestre.
Respira el sol
y la hierba se pega en mis codos

Por el que se recupera
De una enfermedad
Los crisantemos sienten frío


KUBOTA KUHONTA (1881-1926)

Desplomado en la tierra
El volantín
Entrega su alma

Voces
Entre las nubes blancas
Las alondras


TANEDA SANTOKA (1882-1940)

Al pie de la montaña
bajo un sol generoso.
Una hilera de tumbas

La luna
Cae lentamente
Una hoja de caqui

Tan lejos
el país natal.
Los árboles florecen.

Sobre mi sombrero de junco
Toc
Era una camelia

Profundo
Aún más profundo
En las montañas azules

A cántaro la lluvia de otoño.
Cocino algunos granos de arroz
durante largo tiempo.

A cántaro la lluvia de otoño
Y no muero
Todavía

A cántaro la lluvia de otoño.
El camino
de nuevo y siempre.

Otoño
La desgracia y nada más
Continúo el viaje

De gotas de lluvia
El ruido
También envejece

Un graznido de cuervo.
También
estoy solo.

Sobre una piedra
La libélula
Sueña en pleno día

Sobre mi solitario escritorio
La libélula
Concede posarse

Se cubren de otoño
las hierbas silvestres.
Me siento en su belleza

A la mitad de la vida
A la mitad de la muerte
La nieve sin cesar

Mi país natal
Empapado por la lluvia
Recorro descalzo

Muy pronto la muerte.
Sobre flores silvestres
cae la lluvia *

* Poema escrito poco antes de morir.

El arroz es delicioso
Y el cielo azul
Muy azul

El barro
que fluye
se aclara *

* Como el barro que lleva el río... Todo puede ser
lavado de impurezas.



WATANABE SUIHA (1882-1946)

El gran día blanco
me desnuda el alma.
Hojas muertas


IMAZUMI UGAI (1883-1951)

Calor de primavera.
¡Ese olor a cabellos
en el ascensor!


MAEDA FURA (1884-1954)

Aquel que mata
Tal vez sea yo
¡Vuelo de luciérnaga!

La calma discreta de los caquis
Absorbe el sol
En su profundidad


OZAKI HOSAI (1885-1926)
Trabajó como budista laico en diferentes
templos de Japón.


El ruido de las tijeras
del jardinero.
Yo me levanto tarde

Silbando sin parar
Esta mañana
Mientras el bosque azulaba

Una jornada
sin una palabra.
La sombra de una mariposa

Tan solo
Que muevo mi sombra
Para mirar

Incluso
Tosiendo
Siempre solo

¡Dos senos
magníficos
y un mosquito!

En la punta de una hierba
Ante el infinito del cielo
Una hormiga

A mi espalda pasa un tren.
Yo arranco la mala hierba
sin levantar la cabeza

¿Denigrar alguien?
Me lavo el espíritu
descascarando arvejas *

El Buda me da
un poco de tiempo.
Yo lavo mi vestimenta *

* Según la práctica budista, las actividades simples
(lavar la ropa, cocinar, remendar), son también
caminos que llegan a la meditación y purificación
del alma.


En la gran noche de diciembre
Una cama fría
Es todo lo que tengo

El caballo
se espanta
sobre el tapiz de escarcha blanca

Por todas partes la muerte
y sin embargo el agua
corre por la noche

Al fondo de la neblina
el ruido del agua
y voy a su encuentro


IIDA DAKOTSU (1885-1962)
Dos de sus hijos mueren en la Segunda
guerra mundial.


Corté orquídeas en primavera
y las lancé
a las nubes.

Dulzor de primavera.
Al final de las cosas
el color del cielo.

¡Desaparecer
al fondo de esos barrancos
donde las nubes amontonan!

Una noche al claro de luna.
Aparece la enorme silueta del Monte Fuji.
¡Qué frío!

Un cadáver
y el viento de otoño juguetea
en los orificios de la nariz.

El cazador
tiende la oreja
y escucha los murmullos del deshielo.

Por una mortal enfermedad
Tiene bellas uñas
Bajo el carbón en la esquina de la pieza

Hojas de la Fiesta de los muertos.
Tallando la vida
a lo largo del acantilado. *

* Según el antiguo calendario lunar, a mediados
de agosto, es otoño. Esta celebración a las almas
de los muertos en medio también, pero de violenta
tempestades.


HARA SEKITEI (1886-1951)

Después del trueno
Las nubes de la noche
Tienen la tez fresca


HAYASHIBARA RAISEI (1887-1975)

En secreto
la camelia advierte
la presencia del ciruelo.


NAKATSUKA IPPEKIRO (1890-1946)

Sufriendo.
Alrededor de la cama flota
el azul del mar en invierno.

Más profunda la noche
Más visibles
Las venas del carbón

Siento vergüenza
Ante esta gran fogata de hojas secas
Al aire libre

Las hierbas fermentan.
Pasa una mujer
de grandes senos.


SUGITA HISAJO (1890-1946) *Mujer

De pureza blanca
arquean sus pétalos
los crisantemos de luna.

Indómito hototogisu
Pasas haciendo ecos
A tu antojo


AKUTAGAWA RYUNOSUKE (1892-1927)
Célebre cuentista

En el pequeño bosque
un laberinto de ramas.
Medio día oscuro.


YOSHIDA TOYO (1892-1956)

A la nocturna luna
el grito de la nutria
ofrece peces.

¿De qué se asusta
el cervato
bajo la luna?


MAIZUHARA SHUOSHI (1892-1981)

Ante los crisantemos
mi vida
guarda silencio.

Los días lejanos
Bajo un cielo radiante
Más distantes

En la cascada
Las profundidades del mundo azul
Vibraron

Mi propia voz
en la gripe primaveral
la había olvidado.


TAKANO SUJU (1893-1976)

Por la estela de agua
flota dormido
un pato a la deriva.

Cortada en dos alas
la mariquita *
vuela.

* Mariquita: Insecto coleóptero. Llamado
vulgarmente vaca de San Antón, cocinela
y en Chile, chinita.


Doy vuelta
La leña gruesa
De la que el otro lado se quema

Hormigas grandes.
Sólo el soplo del viento
en los pinos.

Ese durazno está verde
y tiene una pequeña
mancha roja.


KURIBAYASHI ISSEKIRO (1894-1961)

Sobre el primer periódico del año
Boquiabierto
Me espera un cañón

Hay los hombres
que baten hierros en el aire
y no sé dónde.

Que tranquilo se ve
en la cuadra
el caballo que mató a su jinete.


TOMITA MOPPO (1897-1923)

El niño que toma el fresco
me observa que envejezco.
Mi hermana en el ataúd

Toda la familia enferma
y la cigarra canta
al anochecer.

En el papel de farmacia
lanzo poemas.
Noche glacial


AIOIGAKI KAJIN (1898-1986)

El viento muere.
Las flores silvestres
se visten de duelo.


HASHIMOTO TAKAKO (1899-1963) *Mujer

Bajo la viva luna
duermo
con un moribundo.

Después de mis lágrimas
La plenitud
De mi soplo blanco

Ráfaga de nieve.
En sus brazos
sofoco.


MITSUHASHI TAKAJO (1899-1983) *Mujer

Adiós.
Más allá de la neblina
una niebla más profunda

Sobre un trineo sin luz
A la caída del día
En la llanura nevada


YOKOYAMA HAKKO (1899-1983)

Danzan las mariposas
y yo converso
con los muertos.


SEIKO AWANO (1899-1992)
En 1947, luego de la Segunda guerra mundial,
el alumno de Kyoshi Takahama, se convierte
al catolicismo.


Me lavo el cabello
Quiere decir
Me lavo el alma

Cae un copo de nieve
En la lupa
Gota de rocío

Bandera a media asta
Cuando se alargan
Los días

Al hototogisu
No responde
La veleta de metal

En secreto
Me falta la primavera
Envejezco
.